La ‘burbuja’ que habilitó la NBA en las instalaciones de Disney, en Florida, ha sido un éxito. Ya inmersos en las Finales, el control sanitario en una situación de alto riesgo ha sido minucioso y efectivo. Ni jugadores, ni técnicos ni trabajadores del complejo han puesto en riesgo la sostenibilidad de la situación. Parte de esos trabajadores están también presentes en los partidos y tienen una función en realidad básica para el correcto funcionamiento del juego. Se trata de los mopas.
La NBA estableció unos exigentes protocolos a cumplir para mantener todo bajo control. Y una excelente pieza de Scott Cacciola en New York Times revela los pormenores de la función de los mopas. Al contrario que en partidos normales, prepandemia, donde había normalmente dos mopas (en algunos casos incluso solo uno) tras cada línea de fondo del rectángulo, para abarcar espacio, en la burbuja hay tres mopas en cada una. Todos los empleados en esa función llevan guantes y mascarilla en todo momento.
¿Cómo llegaron ahí? Ellis Dawson, subdirector de operaciones de baloncesto en las selecciones americanas, ayudó a crear un grupo de 56 personas de cara al inicio de la burbuja, un grupo que iba rotando para cubrir todos los partidos posibles. En este punto, en plenas Finales, solo quedan diez de ellos. Diez que llevan casi tres meses en las instalaciones.
¿Cómo realizan su función? Según detalle el reportaje, los mopas tienen tres herramientas disponibles. Una de ellas, grandes escobas que emplean durante los tiempos muertos y los descansos entre cuartos. Así abarcan más espacio y lo cubren a mayor velocidad. Otra herramienta son las mopas circulares, que básicamente usan para despejar de sudor las áreas de la pintura, después de lanzar tiros libres. Y la tercera son unas toallas, de considerable tamaño y más absorbentes, para eliminar rastros de sudor con más énfasis. Son aquellas que se usan con el profesional en cuestión de rodillas en el suelo.
Su labor, aunque pase desapercibida, es realmente importante. Un estudio del NY Times reveló que entran en acción más de 70 veces durante un partido, más de la mitad teniendo lugar con el partido aún en juego (pero la acción en el otro lado de la cancha, el contrario al que limpien). Cada vez que entran en pista están una media de ocho segundos y siempre alerta, eso sí, por si se produce un robo y contraataque que les requiere rápidamente fuera del rectángulo. Además, otra parte del equipo se encarga de funciones de supervisión y cuidado de las zonas de banquillo, donde la atención y pulcritud también deben ser máximas.
Duncan Robinson, jugador de los Heat, destacó la importancia de su función. «Si alguien resbala y se lesiona, por el sudor en cancha, puede significar el cambio de una eliminatoria. En muchos sentidos, ellos son los héroes olvidados en todo esto», revelaba. El equipo de mopas presta, además, especial atención a aquellos jugadores más dados a poder mojar la cancha. Ahí los jugadores especialmente agresivos, que van mucho al suelo, o los de prominentes barbas, llevan la delantera.
«Sabes ya los tipos que van a sudar más», contaba Mario Casamajor, de 28 años, uno de los mopas. «Por ejemplo sabías que Marcus Smart iba a estar en el suelo en bastantes momentos, así que en cierto modo se le seguía más de cerca, para estar pendientes«, explicaba. Otro de esos jugadores que les ha dado más trabajo durante la burbuja ha sido Jae Crowder, compañero de Robinson en Miami. «Después de cada partido, les doy las gracias por lo que hacen», recuerda el alero de los Heat.
«El mundo entero me espera para que limpie ese sitio húmedo de la cancha«, reconocía Casamajor. Para que los jugadores hagan su función al mejor nivel posible, los mopas deben cumplir previamente con la suya. Y lo están haciendo a la perfección.
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