ESPN ha publicado este mes un reportaje firmado por el periodista Baxter Holmes que recaba información sobre lo que se ha llamado «el secreto del que nadie habla en la NBA».
¿El tema? La falta de sueño. Para los jugadores es uno de los grandes temas de los que poco se conocen o hablan a nivel público. «Creo que en dos años se va a empezar a tratar este tema como la NFL con las conmociones cerebrales», asegura Tobias Harris.
Pese a que «es imposible» tener una rutina de sueño inalterada, según Hassan Whiteside, es algo que «puede ser la diferencia entre tener el partido de tu vida o un día horrible». Se explica un caso -al azar- que le toca de cerca: un partido que acaba a las 22, tras el que se coge un avión a las 23 o más tarde, se llega a la otra ciudad a las 2 y se acuesta a las 3 para tener otro encuentro el día siguiente (sumando ahí también entrenamiento, almuerzo y calentamiento).
Un caso recurrente al que se suele aludir porque tenía todos los componentes es el de Shaquille O’Neal en Toronto cuando jugaba para los Lakers: en un back-to-back, sus números bajaban de una forma escandalosa porque el cambio horario era extremo.
Se habla de los días libres como forma de recuperar, sesiones de nueve horas de sueño para poder solventar el déficit de los días en los que se viaja a otras ciudades.
«Tenemos muchos vampiros entre nosotros», asegura un mánager general. Dos más, algo más en serio, dicen que esto «es un problema muy gordo» y que ansían «mejores soluciones».
Sigue deslizando hacia abajo para ver más contenidos
